Uruguay, coraje y corazón.

Definió Eduardo Galeano el fútbol como “Un ritual de sublimación de la guerra, donde once hombres de pantalón corto son la espada del barrio, la ciudad o la nación”. Uruguay no entiende otra forma de respirar la vida que no sea dándolo todo en cada momento, ya sea para conseguir la gloria como para nadar y acabar naufragando en la orilla. Todo en el idioma charrúa es negociable, menos el esfuerzo. De otra manera no se entendería que esta pequeña nación, con algo menos de tres millones y medio de habitantes, haya brindado la oportunidad, al mundo entero, de disfrutar del talento en esencia. Suya es la gran sorpresa futbolística del siglo XX: el Maracanazo. Esa parte de la historia en la que el Dios del fútbol, en su máximo esplendor, bajó hasta el ilustre estadio para aguarle la fiesta a la Brasil de Pelé y truncar sus planes de levantar la Copa del Mundo 1950 ante su gente.

 

 

Desde entonces, centenares de buenos futbolistas han ido forjando la historia de este pequeño país en el deporte rey: desde Enzo Francescoli hasta el propio Diego Forlán, pasando por jugadores que hoy día copan todas las miradas en el universo fútbol como Luis Suárez, Edison Cavani o Fede Valverde. Causa de ello es la gran política formativa e impulso que, desde el país, dedican al fútbol base y, por ello desde la Federación Uruguaya de Fútbol siempre se ha tenido al COTIF como una de las competiciones principales a la hora de planificar el crecimiento de las categorías inferiores de su selección. Seis veces han participado en el torneo de l’Alcúdia (1996, 1998, 2002, 2003, 2008 y 2018), siempre con resultados muy positivos y ganándose la admiración de todos los asistentes. Su mejor registro lo cosecharon en la edición de 2003, en la que un gran combinado capitaneado por nombres como Maximiliano Pereira o Gonzalo ‘El Chory’ Castro consiguió consagrarse como campeón tras vencer 1-0 en la final a Ucrania. También han conseguido varios terceros puestos (1996, 2002 y 2008) y ser semifinalista en la edición de 2018.

 

 

En total, más de 30 han sido los futbolistas uruguayos que, tras pasar por el COTIF, han defendido la camiseta blanquiazul absoluta en torneos internacionales de primer nivel. Entre ellos, destacan jugadores que también han hecho una gran carrera en el fútbol de clubes como Gustavo Munúa, Mario Regueiro, Martín Silva, Néstor Fabián Cannobio o Carlos Diogo, entre otros. Las nuevas generaciones no se quedan atrás. Del plantel que el público de ‘Els Arcs’ pudo disfrutar en 2018, futbolistas como Rodrigo Zalazar en el Schalke 04 o Francisco Ginella y Brian Rodríguez, ambos en Los Ángeles FC de la MLS, hacen carrera en algunas de las ligas con más proyección del mundo.

 

 

El sello está claro. De hecho, siempre ha sido el mismo: intensidad, coraje, solidaridad, esfuerzo e ilusión por defender a ese país, pequeño en dimensiones y población, pero infinito en talento. Así se plantarán en esta edición del COTIF, con la garantía de lucha hasta el final para hacerse con su segundo título.

Galeano, en su ‘Fútbol a sol y sombra’, defendía que: “Jugar sin público es como bailar sin música”. Tras un año más que complicado, la vuelta a la normalidad está ya más cerca de lo esperado y, por supuesto, Uruguay volverá a intentar danzar hacia la victoria, como siempre, con la mirada del profesor Óscar Washington Tabárez muy atento a cada desafío que sus futuros chicos afronten durante toda esta semana. Tienen el mejor escenario a sus pies, el COTIF.

 

 

 

Toni Cerdà, l’Alcúdia

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